Reflexiones
Proselitismo del software libre
En la mayoría de casos la decisión de utilizar programas de software libre es más conveniente que la de utilizar sus alternativas cerradas. La relación esfuerzo-beneficio muchas veces no compensa al consumir software privativo o de pago.
No hablo solo del precio, que muchas veces es abusivo, porque podremos opinar que pirateando ya esquivariamos el coste. Pero recordemos que instalar en nuestro ordenador programas obtenidos de webs de dudosa moralidad puede incluir un suplemento no deseado. Los virus o el malware abundan en los portales de piratería. Además, como creador de software, siempre rechazaré la copia ilegal abogando por pagar el precio que otros autores han decidido poner a sus productos.
Pero lo dicho, el inconveniente que tiene el software privado no queda en el precio. Porque una vez lo hayamos pagado tendremos que lidiar con las licencias, las suscripciones, los añadidos no solicitados y las restricciones que el fabricante impone. O con su curva de aprendizaje, que tras superarla se nos hará más difícil dejar de utilizar ese producto en un futuro. Todo esto lo tenemos que evaluar cuando decidamos pasar por el aro y adquirir este tipo de software, sobretodo si al compararlo con su alternativa libre solo añade unas pocas características que a penas utilizaremos.
El software libre es más accesible para la población con menos recursos, usarlo es una forma de apoyarlo y hacer que se extienda y mejore. Te animo a probar alternativas libres a los programas que usas diariamente. Además, es probable que ya estés utilizando alguno. Hay mucho software libre que no tienen una alternativa privativa viable, su calidad y potencia han extendido su uso tanto en el campo profesional como el personal. Ejemplos de esto serían Blender, Krita, VideoLAN, OBS o el sistema operativo Linux.
Un solo pescador no puede estar tranquilo
La parábola del pescador expresa que abarcamos más de lo que necesitamos. Dice así: un empresario va a un pescador a preguntarle a qué dedica su tiempo, el pescador responde que a trabajar un par de horas al día y el resto a descansar. El visitante replica que podría trabajar más. ¿Para qué? responde el pescador. Para tener más dinero contesta el otro. El pescador vuelve a preguntar para qué. Y a partir de aquí empieza una conversación que escala en el sueño capitalista, donde a cada respuesta del empresario el pescador pregunta para qué. El empresario defiende que el pescador podría llegar a tener empleados, más barcos y más grandes, a montar una empresa, a no parar de crecer. Concluyendo en que el pescador tendría que trabajar mucho para así ser rico y solo tener que trabajar un par de horas al día y descansar el resto.
Podemos pensar “in your face, empresario”, olvidando por un momento lo perverso del sistema en el que vivimos. Pero si el pescador no hace lo que propone el forastero será otro quien lo haga, quien explote los recursos del lugar donde realiza su actividad el pescador y quien acapare la población de peces. Sería el otro quien se enriquecería y ganaría poder en la zona. Y el pescador, con menos medios, acabaría teniendo que trabajar para él, más de ocho horas al día, y así poder pagar las facturas médicas del hospital que el mismo empresario ha fundado.
No se me ocurre otra forma de contrarrestar y nivelar esta situación que no sea la creación de redes de apoyo mutuo. Formemos parte de comunidades en las que reforcemos el bien común, porque como individuos solitarios únicamente nos queda trabajar duro y descansar poco si lo que queremos es alcanzar bienestar.
Soy quien soy gracias a los demás
No vivimos en el vacío. Estamos interconectados unos con otros de forma directa o indirecta. Nuestra personalidad, nuestros logros, nuestra vida no los hemos alcanzado solos sin ningún tipo de influencia externa. Somos el resultado de un número inimaginable de estímulos y cambios ocurridos en nuestro entorno y detonados por otras personas. Nadie de quienes nos rodean existe por y para nosotros, lo hace como resultado de una serie acontecimientos que han ocurrido en cadena, enlazados entre sí, de los que también somos parte.
Ubuntu es un concepto filosófico africano que básicamente significa comunidad. Pone en manifiesto que formamos un conjunto y que lo que ocurre en ese conjunto nos afecta en un grado u otro.
No hay que olvidar que también existimos como individuos. Tenemos voluntad, responsabilidad y agencia sobre lo que hacemos. Afectamos a nuestro entorno, a nuestras comunidades y estas, a su vez, nos afectan a nosotros. Entonces el bien común es el bien propio. Si todos ganan, nosotros ganamos, eso es Ubuntu.
Contra el DRM
El DRM (Digital Rights Management) se aplica generalmente a las compras digitales, es un mecanismo que permite a quien vende un producto mantener poder sobre él. Este mecanismo toma distintas formas, pudiendo ser tanto un código que evite copiar o compartir lo comprado, como la limitación a acceder a él desde únicamente la plataforma del vendedor. Por lo tanto, el objetivo de aplicar DRM será siempre el de restringir las capacidades del comprador sobre lo adquirido.
Podemos pensar que, a pesar de estas limitaciones, el uso de algunas plataformas que apliquen DRM nos aporta ventajas. Por ejemplo, Amazon dispone de un conveniente enlace entre su web y su dispositivo de lectura Kindle. Steam ofrece un software para sacar el máximo partido a los juegos que se le ha comprado. La cuestión es que ni esos libros ni esos juegos podrán ser utilizados fuera de los dominios de estas empresas, y si algún comprador quisiera hacerlo tendría que volver a adquirirlos. Por supuesto, ni hablar de regalarlos o revenderlos. Además, mientras más crezca una biblioteca de artículos, mayor será la predisposición a hacerla crecer, lo que en este caso supone un refuerzo a la preferencia de comprar en la misma página.
Existen campañas en contra del uso del DRM, en estas podemos encontrar listas de tiendas alternativas que ofrecen sus artículos sin restricciones. Y es que, a día de hoy, no hay limitación en el almacenaje y distribución de los bienes digitales más allá de la prohibición impuesta por ciertas empresas.
Las redes sociales no son imparciales
Detrás de las principales redes sociales hay un modelo de negocio muy retorcido para atraer visitas. Y digo retorcido porque es el mismo visitante el que genera contenido para atraer a otros usuarios, es decir, hace tanto de cliente como de empleado. Luego será la tecnología que haya detrás de la plataforma la encargada de priorizar unas publicaciones sobre otras, favoreciendo siempre las preferencias lucrativas y propagandísticas del grupo de ricos americanos que son sus dueños.
El funcionamiento de una red social está basado en una serie de trucos para mantener enganchadas a las personas que las navegan. Las publicaciones efímeras, la colocación del contenido en un orden determinado o el uso de artimañas en sus titulares son tácticas para estimularnos e incentivarnos a continuar consumiendolas.
Por todo esto las redes sociales están lejos de ser ideológicamente asépticas o mentalmente salubres. Tengamos presente que al visitarlas perpetuamos sus dinámicas, ya sea al adquirir o al generar contenido en ellas. Propongo seguir otros caminos para encontrar aquello que las redes sociales nos aportan. Y promover iniciativas autogestionadas utilizándolas, ya sea como individuos o desde nuestros colectivos.
La demisexualidad es un tipo de asexualidad
La demisexualidad es una orientación sexual que implica asexualidad. La persona demisexual no siente deseo sexual hacia otras, con el matiz de que para sentir un indicio de atracción se ha de formar antes un vínculo. La intensidad y el tipo del vínculo dependerá específicamente de la persona demisexual, pudiendo ser emocional, íntimo, mental…
Por otro lado están las personas alosexuales, son aquellas que tienen una orientación fuera del espectro de la asexualidad. Para ellas formar una conexión es más una preferencia que no una ausencia de deseo.
Demisexuality, which falls on the asexuality spectrum, differs from simply wanting to wait for a deep bond to form before having sex with someone; rather, it’s more akin to the experience of being asexual until that type of connection forms, at which point the sexual attraction extends only to that person. For allosexuals, on the other hand (people who aren’t on the asexual spectrum), waiting to have sex until forming a deep connection is more of a preference, and less of necessity to developing sexual desire.
─ From: https://www.bbc.com/worklife/article/20211101-why-demisexuality-is-as-real-as-any-sexual-orientation